pegado en el fondo de la azucarera
detrás de cada gemido ahogado contra la almohada
debajo de mis uñas entintadas
entre los meniscos fugitivos
enredado entre los tallarines del domingo
en la hornalla que quema mal
en las telarañas tercas del techo
en las estrellas tenues de la ciudad
en el brillo opaco de las luces en los bares
en todos lados estás vos
/ya no mi compañero
mi amante
mi hombre/
apenas un fantasma
que viste tu nombre
en los alcoholes de la noche