la mutación de las palabras

al principio todo era lengua

las palabras dormían alegres

enredadas entre nuestras piernas desnudas

entre sábanas de sueños y risas como almohadas

sílabas como lianas entretejían las noches y las tardes

tu lengua de miel y roca bordeaba

mis curvas dóciles y atentas

y las horas se molían a fuerza de sentidos y decires

 

mas luego, un espacio de polvo y estrellas

comenzó a separar las fibras y las siestas

espaciando confidencias y sustancia

el fulgor de las palabras

como brasas consumidas

mermó hasta respirarse humo y cenizas

de un pasado tan iluso como ambiguo

 

hoy tu lengua está muerta

descansa sola entre objetos e ideas

inerte en su cueva quieta de seguridades

tu alma no me toca

—no brilla—

se repliega y se contenta con un silencio mortal

de cuerpos distantes y no-palabras para nadie